Los escritores opinan

EL TEATRO

                                  Hace tres días, el domingo 26 de junio, asistimos al teatro  para  ver una obra escrita, dirigida y presentada por un solo actor: Roberto Nicolini.  Es por supuesto un monólogo y que se titula “Jodida pero soy tu madre”.  Debo decir que la sala que se denomina “Teatro Las Tablas” tiene desde su boletería y en los pasillos de acceso al recinto, un aire de provincia y modesta arquitectura propia de una época remota, donde se palpaba un aire tal vez más romántico y menos contaminado de “progreso”.  Ya este perfil resultaba  acogedor y  las personas que esperaban su turno para ingresar también, porque una sensación de amabilidad y cariño se percibía en el ambiente.

                                  La escenografía de corte minimalista y elocuente de sencillez y sentido eran tres o cuatro sillas y algunas prendas de vestir, nada más, aparte de algunas intervenciones grabadas de artistas italianos al inicio. Roberto aparece encarnando a una anciana llena de rulos y con una carterita tal vez desechada por la Reina Isabel de Inglaterra.  Y nos comienza a contar su vida; sus historias de amor y desengaño; sus  férreas convicciones de  madre empoderada a partir de un instinto o mejor dicho, a partir de una tradición matriarcal legítima por la sabiduría y la dignidad de ser  fiel a sus pasiones y su autenticidad. Toda la trama ambientada en nuestro tiempo, en nuestro país y realidad y con el  vaivén existencial de una octogenaria que ha luchó por sus hijos  más allá del intransferible y profundo dolor de perder a uno de ellos, todavía joven. Sin embargo,  el libreto escrito y varias veces en el transcurso del mismo, improvisado  con genial chispa por él a raíz de cierta interacción con el público, nos hace reír a cada momento  y  también  en otros pasajes, sentirnos invadidos por una emoción de estatura puramente  humana, sin otra razón  que el  arte  y  la  entrega  sabia de un artista que sabe transmitir vida verdadera. Y además, llama  a respetar, a integrar, a entender y defender  a  la población anciana con  las  armas del amor, la ternura y la paciencia.

                              Qué bueno que existan personas como Roberto y  sean consecuentes con un afán constructivo  y  consideración con el otro: hoy, cuando el torbellino de una sociedad acorazada  de rejas y seguros contra robos o todo tipo de ataques y riesgos nos acosa con persistencia nunca antes vista  y donde la violencia es expresión de miseria  en todos sus rangos y latitudes, pareciera que mensajes humanistas y creativos como el de nuestro querido amigo, no tuvieran eco o la difusión que merecen  y aún así, todo ese país que estuvo en la función del domingo salió más fortalecido  y algo parecido a la esperanza echó raíces en una partícula de su corazón.

                              Gracias Roberto Nicolini por tu generosidad de compartir y estar ahí, trabajando para enseñar resistencia y  para  estimular crecimiento afectivo; para reencontrar el asombro de estar vivos  y  seguir respirando confianza en  otro mañana.

Omar López

Puente  Alto, miércoles 29 de junio 2022. 

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