Francisco Rivas, un escritor de las sombras literarias
Primero, cuándo y por qué comienzas a escribir literatura? Y ¿cómo esta ha ido derivando a ficción pura… o no?
El profesor de Introducción a la Filosofía del Instituto Pedagógico, Francisco Soler, discípulo de Ortega y Gasset, a veces pedía a sus alumnos una opinión escrita con relación a algún pensamiento del maestro español. Cuando le entregué lo que me solicitara, en particular me citó a su casa y frente a un café me dijo: has escrito un cuento en torno al «valor de los errores», muy lejos de una opinión..
No sé si Ortega hubiese llorado o aplaudido. Quizás entonces me di cuenta de que todo lo que escribiría en adelante sería ficción o mucha ficción.
¿Planificas las historias al detalle antes de escribirlas o las dejas surgir sobre la marcha?
Siempre hay una idea o un plan previo, aunque nunca se lleve a cabo, se enmiende, se transforme o desaparezca en favor de otro.
¿Cuánto tiempo le dedicas a escribir?
Todos los días, excepto los sábados y domingos. No quise ser un escritor de fin de semana.
Un truco para enfrentarse a la hoja en blanco
Escribir todos los días excepto como dije los fines de semana, un minuto, dos, cuatro o todo el día, en cualquier parte, lo que se le ocurra. Después vendrán las correcciones o la destrucción de lo redactado.
¿Qué es lo que te ha costado más escribir?
Todo. Nada es fácil. La «inspiración» del artista es una falsedad absoluta, ella no existe, son inventos inexcusables. El escribir requiere trabajo, es una artesanía, no un arte.
¿Has cambiado algún final después de escribirlo?
Nunca le cambio el final a mis cuentos o novelas por la simple razón de que no vuelvo a leer nada de lo que he escrito; de tal modo que lo que está así queda; salvo que una mano amiga (y eso sí ha sucedido) lo modifique por su propia cuenta y para el rescate o redención del texto. Gran tarea de la que me libero y me alegro.
¿Te has enamorado alguna vez de un personaje?
Enamorarse de una ficción es otra ficción; no me queda claro si eso es posible. Es cierto que hay personajes entrañables; pero sea cual sea el cariño, el afecto o el amor que se sienta por ellos, no constituyen más que la inasible materia de un delirio que al final se diluye en la marea de la realidad.
¿Cómo te sentiste la primera vez que te publicaron algo?
Sin duda, ser publicado puede provocar una inmensa alegría. Una alegría extraña, inefable y transitoria; pero también puede transformarse en una tragedia
¿Escribir de día o de noche?
Suelo escribir en las tardes, hasta entrada la noche: la hora es variable.
¿Escribir sobre lo público o lo privado?
Ninguna ficción puede zafarse de la realidad. Se ha dicho que una novela puede contener más verdad que la historia y siendo eso cierto, lo histórico de una novela es más noble y honesto que un texto de historia, pues en ningún caso pretende desvirtuarla o tergiversarla.
¿Cuál ha sido el vínculo con los escritores chilenos contemporáneos o?
En lo literario, diría que algo alejado. Sí en cambio en la amistad, solidaridad y compromiso democrático. No creo pertenecer a ninguna “generación” ni “escuela”. En general, he sido casi ignorado como escritor; no así por mis otras actividades, como la medicina y la política. He tenido la amistad y el afecto de escritores valiosos y de gran talento, también desterrados de los medios de comunicación y de los círculos “literarios”, por su compromiso democrático y su desprecio por el lobby. Entre los escritores que frecuenté, destaco a Poli Délano, por su integridad y su alto nivel literario, quien toda su vida rechazó a los arribistas, a los conversos y a los “alquilados”.
Carlos Montenegro