Día del Escritor
Cada 28 de diciembre, precisamente el llamado “Día de los Inocentes”, la Sociedad de Escritores de Chile celebra el “Día del Escritor”, desde su fundación en 1931, es decir, desde hace 90 años…Esta vez nos sorprende con pandemia y en tiempos convulsos, revolucionarios, sin poder abrazarnos y remitidos a un encuentro virtual en plataforma Zoom, mas con la garra de siempre, la claridad y la visión de futuro que heredamos de nuestros antecesores, siempre a la cabeza de los acontecimientos y resistiendo a quienes hoy ven en los gremios de los artistas a sus enemigos, que no son pocos, e incluso entre quienes menos esperábamos, pero al fin y al cabo, no pueden prescindir de nosotros, de los escritores y la SECH, de los pintores y la APECH, de los cineastas, escultores, músicos, etc. etc. Por qué, porque la actividad artística, la actividad artística repito, sin los artistas se detiene, no hay tales “Industrias culturales” como se han empeñado en llamar, no hay más literatura, ni libros, no hay más música, ni CD, ni Apple Music, ni spotify, ni cine, ni netflix, ni Disney, y así sucesivamente, como han contagiado y permeado el sentido común como para incorporar en un todo llamado “Industrias Culturales” la producción artística, pero de industrias que no existen, que sólo es jerga ideológica introducida en el arte y los artistas por sus expertos comunicacionales, jerga que pasa de contrabando y de la cual hay cuidarse y llamar como corresponde las cosas, la cultura y el arte por su nombre y razón efectiva. Porque la industria produce en serie y para el mercado. El Arte no.
El arte, digámoslo claro y de una buena vez, no es una mercancía, el acto creativo es único, intransferible ya sea individual o colectivo, con derechos de autor que se inscriben como tal. El artista cuando escribe, cuando pinta, cuando filma, está concentrado creando, una obra única, no está escribiendo en serie una obra y otra para el mercado, como sí lo hace la industria. Para el caso del arte, sí existen “industrias asociadas” a éste, a este acto artístico creativo único, existen editoriales, imprentas, discográficas, todas industrias asociadas al arte y en gran parte dependiente de ella también, lo cual es muy distinto que referirse a la actividad eufemísticamente con el nombre de “Industrias Culturales”, que no crean nada, sino que con mayor o menor éxito reproducen, replican o multiplican el acto creativo y se rigen por las reglas del mercado, de la oferta y la demanda.
Precisamente es este manejo mañoso de conceptos los que nos tiene fuera de las esferas de las decisiones, porque somos creadores, no somos industria, por ello hemos quedado sin jurados en el premio nacional de literatura, sin premio anual de literatura, con un gravamen de IVA a los libros, y suma y sigue…Por ello es imprescindible aclarar conceptos, y defenderlos en el mundo social y público.
El Arte no es una mercancía. Las personas son personas y no consumidores. Quienes leen nuestros libros no son consumidores, son lectores, son público lector.
El acto creativo artístico, íntimo, no se genera para el mercado, y por tanto La Culturas y las Artes no pueden tratarse ni definir estructuras del Estado bajo este concepto.
El artista, el creador, es un trabajador de la Cultura y debe reconocerse como tal en todos los ámbitos, asegurando con esto derechos previsionales, jubilatorios y pensión al igual que todo trabajador, asegurando a su vez su atención de salud en el amplio espectro de prestaciones.
En tiempos tan duros como los que vivimos, cuando comenzamos a cumplir 90 años de existencia, el gremio de la cultura con más historia en el país, la Sociedad de Escritores de Chile ha sabido reinventarse y producir como en sus mejores tiempos, un directorio que funciona semana a semana, comprometido, trabajando, con todos los concursos con excelente convocatoria: el Sechito para educación básica, Albatros para educación Media, Teresa Hamel, y un concurso adicional, el de los 50 años de la Unidad Popular. Todos con récord participativo.
Los Talleres todo el año funcionando con animadores de primera categoría:
El taller de poesía y biografía “Memoria Viva” dirigido por Malú Ortega
El taller “Niño Diablo” con Leonel Huerta.
Jácara cuentos, con Ximena Pedraza y Elena Calderón.
De Fomento Lector y Narración Oral con Ximena Pedraza.
El taller “Bellas Plumas” de Cristina Wormul.
El taller “Proyecto de obra, curso de escritura creativa” impartido por Yuri Pérez.
El Colectivo Literario el Arca Literaria , dirigido por Melania Tello.
Los talleres “Escritura y Género” y “Transgénero” dirigidos por Carmen Berenguer.
El taller “Vocalización online” impartido por Carmen Gloria Donoso.
“Minificción en línea” dirigido Paulina Bermúdez.
Taller literario en línea, dirigido por Albina Sabater.
El taller de creación “El charleston” dirigido por Jorge Calvo Rojas.
De cuento dirigido por Daniela Acosta.
Taller de guión, dirigidopor Leonardo Céspedes y Douglas Hübner.
El taller de “Literatura creativa” dirigido por Miguel de Loyola
El taller “Escritura creativa on line” impartido por Eliana Albala.
“Teoría y creación literaria Atenea” dirigido por la escritora Carla Zapata.
“Literatura pintada” impartido por Cecilia Almarza
“Academia Libre” dirigido por David Hevia no funcionó este año, por su carácter exclusivamente presencial.
Las revistas Alerce y Simpson 7, dirigidas por David Hevia y Carmen Berenguer, alcanzando prestigio internacional.
Reuniones permanentes de Filiales. Ferias de Filiales SECH de todo el país.
Las conferencias de Filial Ñuble
El encuentro Edmundo Herrera de la Filial Gabriela Mistral
El encuentro generacional NN 80
Y el sin fin de actividades permanentes en las que todos participan, un ejemplo de Norte a Sur, y de Este a Oeste como nuestro logo lo certifica.
Pero nuestro desafío es hoy la Nueva Constitución, ahí debe quedar grabado la Cultura y las Artes como un derecho garantizado con asignación segura de fondos. Porque La Cultura y las Artes son parte de los Derechos Humanos, se desprenden de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales reconocidos por las Naciones Unidas y por la UNESCO, y los Derechos Humanos hay que respetarlos como derechos, no basta entonces con “la libertad de crear y difundir las artes” como reza la actual constitución, que en la práctica no garantiza nada, ni financiamiento ni atención, por ello debemos exigir además que la Cultura y las Artes sean un derecho garantizado en una Nueva Constitución, y no que quede sujeto a la voluntad de la autoridad, exigir la presencia de artistas en la constituyente, que aseguren la incorporación de estos puntos mencionados sin discusión, cuando cumplimos nuestros primeros 90 años, que haremos sentir en todos los ámbitos, también en la Nueva Constitución.
Roberto Rivera Vicencio
Presidente
Sociedad de Escritores de Chile
Diciembre 2020