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Sech reivindicó en Buenos Aires a Quimantú como política pública de democratización de la cultura

En la oportunidad, el timonel de los escritores David Hevia subrayó “el papel conductor que cupo a los trabajadores tanto en la creación como en el desarrollo de dicha iniciativa”, que “en dos años de vida publicó 250 títulos notables, vendiendo más de 11 millones de ejemplares de los mismos, en ediciones de alta calidad, al segmento social más modesto del país, cuando la población era la mitad de la actual, cuando la escolaridad promedio era de apenas 5,7 años y cuando el analfabetismo ascendía al 10,2%”.

Un homenaje por partida doble se rindió en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires a la emblemática editorial Quimantú, surgida en Chile durante el gobierno del Presidente Salvador Allende.

El sábado 29 de abril, en horas de la tarde, la subsecretaria de las Culturas y las Artes, Andrea Gutiérrez, y la embajadora de Chile en Argentina, Bárbara Figueroa, encabezaron la ceremonia de inauguración de la muestra que recuerda, a través de una serie de imágenes, diversos aspectos involucrados en el quehacer del histórico sello.

Al día siguiente, en tanto, los micrófonos del Stand Santiago -la ciudad invitada a este encuentro mundial- fueron abiertos para los integrantes de la delegación oficial de la Sociedad de Escritoras y Escritores de Chile (SECH), que dedicó íntegramente su exposición a rescatar la experiencia de Quimantú.

Papel de Quimantú

Al hacer uso de la palabra, el poeta, ensayista y presidente de la SECH, David Hevia, se refirió a la Editora Nacional Quimantú (“Sol del Saber”) como a “un ejemplo único en su tipo en cuanto concreción de una política pública de democratización de la cultura”.

En la oportunidad, el timonel de los escritores subrayó “el papel conductor que cupo a los trabajadores tanto en la creación como en el desarrollo de dicha iniciativa”, que “en dos años de vida publicó 250 títulos notables, vendiendo más de 11 millones de ejemplares de los mismos, en ediciones de alta calidad, al segmento social más modesto del país, cuando la población era la mitad de la actual, cuando la escolaridad promedio era de apenas 5,7 años y cuando el analfabetismo ascendía al 10,2%”.

En ese sentido, David Hevia formuló una reflexión sobre la realidad actual.

“Hoy, cuando las cifras dicen que en Chile hay 20 millones de habitantes, que la escolaridad promedio es de 11 años y que la alfabetización supera el 97%, ocurre, sin embargo, que el 84% no entiende lo que lee, que a los niños les duplicaron la jornada escolar, por lo cual ya no tienen tiempo para leer, y que al año en el país solo se publican 8.700 títulos a razón de una media de apenas 300 ejemplares por cada uno de ellos. Basta multiplicar los dos últimos números para dimensionar el desastre”.

Dirigiéndose a las autoridades de su país, añadió: “¿Esta es la forma de enfrentar la idea de igualdad desde el siglo XXI? Desde luego que no. Chile debe redefinir en muchos aspectos, de manera urgente, su política pública en este ámbito. Debe retomar, por ejemplo, la apertura de las bibliotecas hasta las 23:00, y el funcionamiento del servicio de préstamo de libros también en domingos y festivos, como fue hasta el momento del Golpe de Estado; debe terminar con la jornada escolar extenuante de hoy, y, por cierto, respecto de lo que fue Quimantú, el Estado debe ser capaz de retomar esa señera experiencia de acceso popular a las más grandes obras de la literatura”.

En la ocasión, además, la secretaria general de la SECH, Paulina Correa, hizo un amplio recorrido por las numerosas publicaciones “que Quimantú dedicó a los niños, con la edición de cuentos y revistas que fueron vanguardia en América Latina, en el marco de un trabajo que tuvo entre otros notables gestores al recordado narrador Saúl Schkolnik”.

A su turno, Jorge Calvo, miembro del Directorio de la SECH y representante de los escritores ante el Consejo Nacional de la Lectura, el Libro y las Bibliotecas, puso de relieve el rol cumplido en la editorial por su director, el intelectual costarricense Joaquín Gutiérrez, y rememoró “los aciagos momentos en que, producido el Golpe de Estado, la dictadura cerró Quimantú y los uniformados procedieron a la masiva y horrorosa quema de libros, cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo”.

Durante la realización de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, la delegación de la SECH, invitada por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, ha participado en iniciativas como la inauguración de la exposición “Enrique Lihn: un fantasma de carne y hueso”, ha compartido con las autoridades, ha dialogado con sus pares de otros países, así como también con la prensa, y ha recordado a Gabriela Mistral y a Pablo Neruda, así como los hitos de las relaciones literarias bilaterales y los 50 años del Golpe de Estado.

Asimismo, la comitiva ha acompañado las presentaciones de Elvira Hernández, Raúl Zurita, Daniela Catrileo, Ivonne Coñuecar, David Aniñir, Rosabetty Muñoz y otros escritores y artistas nacionales presentes en la cuadragésimo séptima versión del encuentro mundial de las letras.


Fuente: El Mostrador

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