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SIN SOÑAR NI DEMÁS NI DE MENOS

Y entramos a una etapa crucial de la historia de Chile, un cambio de gobierno mientras en curso tenemos una Convención Constitucional redactando una nueva Carta Magna; en este marco los artistas y especialmente los escritores, que desde hace mucho, digamos desde su misma emisión, bregábamos por una Constitución desguzmanizada, despinochetizada y democrática, así mismo por desmalezar la posterior “instalación” concertacionista desde sus primeros tropiezos que terminó desengañándonos del todo, acondicionada al sistema y gobernando desde un extraña soledad consentidora, doctoral y tecnocrática, intercalada con mediocres gobiernos de derecha. Que hubo avances, los hubo, mas la desigualdad, la segregación, el abuso, la corrupción generalizada, la impunidad compartida con sus adversarios, los mismo de siempre y las cartas marcadas hasta hoy terminaron aburriéndonos del todo.

Ergo, las cifras y porcentajes fueron claros, clarísimos 79 % por una nueva Carta Magna contra 21% de rechazo; en la presidencial un 55,87 % contra 44,13 %, es decir, victorias categóricas y claras; pues bien, día a día y en forma ramplona y de mala fe de ejecutan ataques arteros y mal intencionados contra la Convención y sus convencionales, prodigan noticias alarmistas y falsas, tergiversan, rescatan líderes de pacotilla dueños de una supuesta superioridad intelectual en pos de un eventual victoria del rechazo en el plebiscito de salida, y tengamos que quedarnos obligados con la Constitución de la Dictadura, con el riesgo que eso implica y que parecen no tener en cuenta para nada. O tenerlo con la fórmula que manejan desde siempre, su ADN homicida.

Pero lo más complejo ni siquiera viene del lado de la Convención Constitucional por ahora, que terminará imponiéndose sin duda en el plebiscito de salida, sino el país que le dejan al nuevo conglomerado gobernante y su presidente, una economía cayéndose y que no se sostiene con artilugios especulativos financieros como quisiera el especulador que pilotea la nave, y que la deja encallada, haciendo agua y seriamente dañada, las pymes que daban el 80 % del trabajo quebradas sin ayuda real y oportuna, por ende también un comercio callejero incontrolable, una migración descontrolada con fuerte incidencia delictual y de gatillo fácil, narcotráfico desatado, un país a la deriva sin seguridad ninguna, con fuerzas de orden con pésimos antecedentes encerradas en sus cuarteles dejando hacer ante la posibilidad que sean reformadas, generales formalizados por corruptos, y para la risa las clases de ética a empresarios, o libertad sin cargos para 34 legisladores coimeros, ofendidos muchos de ellos ante la posibilidad a futuro de una sola Cámara.

Difícil y arduo panorama entonces para todos, con empresarios sin ganas de invertir porque si no es como yo quiero a toda cincha y a todo rancho no invierto, me llevo la plata para otro lado, y capaz que sea el momento de generar un nuevo tipo de empresarios, con verdadera vocación empresarial y responsabilidad social (no la engañosa que aparece a página completa en diarios), preocupados del medio ambiente y del futuro de la humanidad, con utilidades justas y justo es que las tenga, por supuesto, amigos del arte y la lectura, generando premios importantes, galerías, comprando arte para sus casas y oficinas, asistiendo al teatro, un modelo de empresario que aseguraría en corto cortísimo plazo el tan anhelado ingreso al desarrollo, científico, técnico, social y productivo. Empresarios que, como todos, utilizamos el saber heredado de la humanidad sin pagar patentes, por el uso y abuso de la rueda, de la geometría clásica y la trigonometría, por ejemplo, de la física y la biología y la química completa, saberes que son propiedad de todos y de los que se hace uso indiscriminadamente en cada proceso productivo y que, por supuesto no dan derecho a nadie a su apropiación y uso sin una verdadera responsabilidad con el ser humano.

Los escritores, sin ánimo de soñar demás ni de menos, esperamos la formación de este nuevo empresariado por el cual sentiremos el mayor de los respetos, porque crear una industria también es del más elevado arte, toda esa precisión es belleza, esa imaginación creadora y renovadora es belleza y en concordancia podemos generar un amplio y hermoso proceso de desarrollo.

Roberto Rivera Vicencio

Presidente

Sociedad de Escritores de Chile

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