Escritor del MesNoticias

PABLO NERUDA A SU AMIGO JUVENCIO OVALLE

Juvencio, nadie sabe como tú y yo el secreto

del bosque de Boroa: nadie

conoce ciertos senderos de tierra enrojecida

sobre los que despierta la luz del avellano.

Cuando la gente no nos oye no sabe

que escuchamos llover entre árboles y techos

de zinc, y que aún amamos a la telegrafista

aquella, aquella muchacha que como nosotros

conoce el grito hundido de las locomotoras

de invierno, en las comarcas.

                                               Sólo tú, silencioso,

entraste en el aroma que la lluvia derriba,

incitaste el aumento dorado de la flora,

recogiste el jazmín antes de que naciera.

El barro triste, frente a los almacenes,

el barro triturado por las graves carretas

como la negra arcilla de ciertos sufrimientos,

está, quién como tú lo sabe?, derramado

detrás de la profunda primavera.

                                               También

tenemos en secreto otros tesoros:

hojas que como lenguas escarlata

cubren la tierra, y piedras suavizadas

por la corriente, piedras de los ríos.

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