Los escritores opinan

Ensayo] «Pensamiento delirante»: La angustia del cuerpo dislocado

El relato de Aníbal Ricci Anduaga es un repaso de diversos conflictos sociales que vemos hoy, que se han arrastrado por décadas, y que parecen querer proyectarse hacia un futuro incierto. En esta dualidad se inscribe esta obra, una narración que amerita más de una reflexión.

Por Nicolás Poblete Pardo

Pensamiento delirante (Vicio Impune), de Aníbal Ricci, es un relato donde podemos encontrar los rasgos más distintivos de la narrativa del autor. Aquí se destilan varias de las obsesiones trabajadas en otras publicaciones (Voces en mi cabeza, El martirio de los días y las noches), y se llevan a un punto álgido de expresividad.

Gracias a los estados mentales que suelen decantar en un «pensamiento delirante», Ricci cursa un sinnúmero de denuncias, que hacen de esta quizás su publicación más exhaustiva en la indagación de la psiquis, vista desde distintos ángulos sociales que posicionan al sujeto en un debate de asedios, discursos y sustancias disponibles por el mercado.

En Pensamiento delirante está la angustia del cuerpo dislocado («Dar racionalidad a pensamientos delirantes ocupa energía y aíslan del resto»), siempre bordeando el abismo de la racionalidad («Pensamientos caóticos hacen que una simple vuelta para pasear al perro desencadene eventos que no puedo controlar»), amenazando con la deshumanización («Cada vez me vuelvo menos humano»).

Y aquí es donde la crítica se torna feroz: salud mental y dinero. Este es el país donde se sigue esperando un cambio del espectacular negocio, el histórico laboratorio biopolítico en el que se ha convertido, pues en Chile salud y dinero son equivalentes.

El protagonista ya ha agotado sus recursos en una costosa clínica privada: «Debiera permanecer unas semanas en una institución psiquiátrica, pero esta maldita inflación ha disminuido mis ingresos y Fonasa no cubre siquiera el Hospital del Carmen».

La prostitución, el aborto, la maternidad violenta, el sexo, las drogas, la pornografía, la inmigración: todos estos dramas son comentados con una aguda y angustiante percepción que desvela aspectos tanto claros como implacables, aquellas verdades que el sujeto medio desdeña con hipocresía o que es incapaz de enfrentar.

«Gastaba dinero a cambio de sexo, pero al menos, no lo despilfarraba oyendo palabras que no merecía», comenta respecto a la prostitución y la degradación que usualmente conlleva.

«El sexo se tornó vicioso y pornográfico. La mente no me dejaba tranquilo», porque la voz narrativa tiene conciencia de su posición en la pirámide social, donde ciertas discapacidades o singularidades resisten la asimilación en la banal continuidad social:

«Ser esquizofrénico transforma todo en un martirio» y: «El sexo es importante, no querer hacerlo significaba un nuevo brote de la enfermedad. Quizá era más fácil arrojarse desde el balcón, pero la sangre en el pavimento podría ser traumática para otro ser humano».

Ese instante que valoriza todo

Esta conciencia, este pudor por los otros, acontece en una transición clave de nuestra historia chilena. Ya estamos en el momento en que la plaza Italia es la plaza Dignidad, ya se habla de «el merluzo haciendo campaña» y de la posibilidad de cambiar la constitución de Pinochet. Sin embargo, estas alegrías son prontamente desprovistas de esperanza futura: «En televisión aparece el Presidente pidiendo disculpas».

Aquí, es el cine (un tópico recurrente en la narrativa de Ricci) el que funciona como tabla de comparación, y también como tabla de salvación. El cine es un acompañante de estas páginas y, así, vemos el comentario sobre el filme argentino Argentina 1985, que repasa la recreación histórica y la confrontación de la dictadura allí, cosa que amerita la triste comparación: «Un fiscal comprometido y un grupo de jóvenes arriesgaron sus vidas, con un coraje impresionante y rápidamente enjuiciaron a los criminales, algo que no aconteció en Chile».

De esta manera, el relato es un repaso de diversos conflictos sociales que vemos hoy, que se han arrastrado por décadas, y que parecen querer proyectarse hacia un futuro incierto. En esta dualidad se inscribe Pensamiento delirante, una narración que amerita más de una reflexión:

«El tiempo y la muerte se miran las caras. Vivir es simplemente huir rumbo a la muerte. Nada tiene significado si el tiempo es ilimitado. La muerte no debiera ser un evento pasajero, sino ese instante que valoriza todo».

Y, aunque la lectura no es fácil, dada la angustia que carga, que acecha la siguiente crisis de la voz narrativa, y que documenta los estados alterados que envisten de una percepción aguda, por ejemplo en el caso del insomnio, aquel infierno real («espera a no dormir tres días y no quedará una gota de emoción en tus venas»), la línea de vida sí está presente en el mismo exorcismo creativo:

«Escribir es conversar con ese alguien esperando conmoverlo. En algún lugar del mundo llegará el mensaje a otra persona que estará conmigo».

***

Nicolás Poblete Pardo (Santiago, 1971) es periodista, profesor, traductor y doctorado en literatura hispanoamericana (Washington University in St. Louis).

Ha publicado las novelas Dos cuerpos, Réplicas, Nuestros desechos, No me ignores, Cardumen, Si ellos vieran, Concepciones, Sinestesia, Dame pan y llámame perro, Subterfugio y Succión, además de los volúmenes de cuentos Frivolidades y Espectro familiar, y la novela bilingüe En la isla/On the Island.

Traducciones de sus textos han aparecido en The Stinging Fly (Irlanda), ANMLY (EE.UU.), Alba (Alemania) y en la editorial Édicije Bozicevic (Croacia).

Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

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