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 Se afirma que nuestros sueños somos nosotros mismos y que ellos como las alucinaciones, más frecuentes de lo que normalmente se supone, revelan nuestros más profundos anhelos y temores.

   Esta afirmación bien puede atribuirse a las incidencias de la vida de los sueños y de los delirios de Silvio Pogliati, el protagonista de esta notable novela ambientada en los años anteriores e inmediatamente posteriores a la dictadura cívico militar chilena.

   Silvio Pogliati no es un héroe, pero convive y se vincula con sus amigos y antiguos compañeros de estudios, quienes combatieron sin pausa para recuperar la libertad y restaurar la democracia perdida después del Golpe de Estado de 1973. No está claro para él si las actividades emprendidas con ellos y los riesgos que asume se deben a la irresponsabilidad para consigo mismo, o a un verdadero compromiso con los más altos valores defendidos por sus amigos.

   No obstante, Pogliati está encadenado a sus temores y vacilaciones, lo que hace que en forma periódica se desprenda de la realidad al ser amenazado o ver en riesgo su integridad física, sumiéndose en abismales  alucinaciones que aunque tales, no son ajenas a las circunstancias en la que está inmerso.

   Durante ellas así como en sus sueños, Pogliati observa y participa de escenarios oníricos siempre relacionados con su entorno de vida, los que se imprimen en su memoria de manera involuntaria y consistente, entregándole a su consciente una mirada a veces insondable de su entorno y del futuro.

   Silvio Pogliati es un hombre que quiere ser honesto, que reconoce que su mejor tarea, a pesar de su paso por la Universidad es administrar un almacén como lo hacía su padre en la provincia, y como tal se siente incompleto y lleno de culpas por ser un eslabón frágil de la cadena que lo une al atrevimiento de sus amigos y su decidida acción política.

   Es inestable y vacilante en sus relaciones afectivas, lo que lo arroja a la soledad y a la depresión de las cuales emerge fortalecido después de una alucinación involuntaria, pero consistente.

   Pogliati el almacenero percibe en sus alucinaciones y sueños una expresión auténtica de su indefinición e inconsistencia vital en todas sus relaciones. La probabilidad estadística de que sus alucinaciones, los diálogos y las experiencias que en ellas comparte con Cereceda, su eterno amigo imaginario, sean verdaderas: no le preocupa. No quiere ser un espectador en sus relaciones de pareja ni delante de sus compañeros y paulatinamente va adquiriendo conciencia de que sus inhabilidades y de su locura inician un proceso lento, pero consistente, de compromiso con su realidad. La inercia da, al final, paso a la acción.

   Sin duda esta obra es una saga de los acontecimientos ocurridos en esos años cruciales de dolor y heroísmo, y la imaginaria de Pogliati no hace más que reafirmarlos en su terrible y cruda verdad.

Juan Camilo Lorca

Septiembre 2021

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