Escritor del Mes

Violeta Güiraldes del Canto, la escritora del mes

Por Fernando Arabuena

El tiempo como extensión del alma humana; donde el pasado es memoria, el presente es atención y el futuro espera, según San Agustín. El tiempo como esa búsqueda de la poesía que no es más que una imagen móvil de la inmóvil eternidad de Platón.

Y sigue esa búsqueda obstinada por atrapar algo que no es absoluto, sino más bien percepción variable que se escabulle en cada observador.

Y en esa carencia de esencia para afirmar su existencia, el tiempo parece volar en la poesía, donde puede ser “todo” como “una mariposa o un remolino que da vueltas”, o “La nada que es y no es. Como nuestro amor”, en palabras de la poeta Violeta Güiraldes del Canto.

Es el tiempo increpado en “Naturaleza Muerta”. “¡Parla, Moisés, parla!”, clama la poeta a un óleo cuyas uvas no destilan el vino, ya que todo está envuelto en eterno silencio.

Poeta, narradora, ensayista y docente universitaria, Violeta Güiraldes del Canto fue alumna de José Donoso, Alfonso Calderón y Ana María Güiraldes.

Ha sido evaluadora de libros en Editorial Andrés Bello, redactora y correctora en Editorial Cultural de España. Jurado de concursos literarios de Municipalidad de Santiago y MAGS de la Prensa, vicepresidenta y directora de PEN Chile y de APES.

Entre sus obras están los libros “Un tesoro para Sofía”, “Claroscuro”, “Retazos al atardecer”; es coautora de “Juego de Palabras”, investigó y escribió el Tomo 6 de “La Historia de Chile y el Mundo”, de Copesa Editorial.

Ha sido premiada en el VI Concurso Literario Con las Palabras un Cuento 2005, y fue jurado de los Juegos Florales Gabriela Mistral de la Municipalidad de Santiago de Chile y del concurso MAGs: Premio Nacional de Revistas de la Asociación Nacional de la Prensa A.G.

Como la escritora del mes de la SECH, disfrutemos algo de su poesía.

Todo

Todo pasó como si fuera poco.
Muy poco el tiempo, la rabia y el amor.
Muy pequeño el trozo de vida que te había dado.
Nunca supe que fin y comienzo
estaban tan cerca,
acariciándose.
Siempre creí que nuestro todo era superior.
Superior a todo.
¿Y qué es todo?
Todo puede ser un volantín,
un día en la playa
o un grano de azúcar.
Todo puede ser un suspiro,
un gato, un trueno,
una mariposa o
un remolino que da vueltas,
frenético, en una tempestad.
Todo es esa ola del mar, su espuma
y esta j con que escribo jabón,
que hecho pompas flota en el aire
hasta desaparecer, como tú, de mi vida.

Naturaleza Muerta

Me miras, tu rostro enmarcado en bronce, tu sonrisa.
Descansas congelado en un gesto, en tu mejor momento.
Desde allí, me observas y te observo. Como las manzanas rojas
del cuadro, sin tentar a Adán ni a Blanca Nieves. Como las
uvas del óleo, sin generar vinos dulces que adormezcan mis
penas. No me regañas, es cierto. Pero, sueño con tus licores
embriagantes servidos en copa de pie alto.
Quisiera que tus labios alcanzaran los míos, cuando beso tu
foto cada mañana; que alzaras tus brazos en mi búsqueda
o gritaras un te quiero; que salieras de tu bóveda de papel
sensible y brotaran, nuevamente, tus tallos. Y envolviéndome
en tus ramas, me anidaras como entonces, cuando congelé tu
sonrisa.
Me has olvidado, tal vez, naturaleza muerta. Has dejado partir
de tu mente mi recuerdo.
Brota, crece y da color a tus frutos, a tus manzanas. Quiero
probar un bocado. Caeré en tus redes y seré mariposa muerta.
No importa. Sal al fin de tu encierro. Necesito tenerte cerca,
con sonrisas, con enojos, con palabras cálidas o lágrimas
¡Parla, Moisés, parla!

Nada

Amo escribir con los ojos cerrados,
sobre temas tan inmensos como la nada.
La nada que fluye, se diversifica
y corre, escabulléndose.
La nada callada, impensable: cero y todo.
La nada que es y no es.
                        Como nuestro amor.
La nada absoluta y hermética,
silenciosa,
infinita…
La nada.

Diversión

Quiero capturar tus mariposas
y hacerme con ellas un collar.
Así tendrás que tocarme,
para obtenerlas de regreso.
Quiero capturar tus mariposas
para que tengas que pactar conmigo
y pueda yo, pedirte a cambio,
que me des un beso.

Recato

¿Qué dirían ellos si lo pensara?
¿Qué dirían ellos si lo hiciera?
¿Qué diría yo, si mi escote se rebajara,
se acortaran mis faldas y me ciñeran.
La niña de las monjas,
que nunca quiso ser monja.
La niña del liceo que no fue liceana.
La mosquita muerta,
la niña “no mosqueada”.
La pureza pura de la niña buena.
De la niña buena que quiere ser mujer buena.
Como si la bondad dependiera del recato.
Como si ser mejor,
tuviera que ver con el largo de la falda.
Como si amar sin gusto fuera una cualidad.
Como si usar cuello alto hiciera más feliz.
Como si preservara el hogar, cubriéndome con un vestido ancho.


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