Escritor del Mes

La Escritura vanguardista de Winétt de Rokha

Las luchas de muchas mujeres, en las distintas áreas del saber, han estado enfocadas en reivindicar sus derechos, tanto políticos, sociales como culturales. Bajo estos paradigmas son varias las mujeres que han estado a la vanguardia en el estudio de género, como también lograr un reconocimiento social de las mujeres, lo cual ha servido para denunciar las diversas formas de opresión de las cuales han sido víctimas. La literatura no ha estado exenta de estas problemáticas, siendo un campo de acción que ha servido para enunciar los avances y retrocesos que han tenido que enfrentar a lo largo de la historia. El papel que han jugado las escritoras en esta dirección ha sido notable, entre ellas me detengo en la vida y obra de Luisa Anabalón Sanderson (1894-1951), quien bajo el seudónimo de Winétt de Rokha nos legó un discurso literario que cruzó los diversos tópicos que las mujeres, desde su propia subjetividad, tuvieron que enfrentar, debido a los enunciados falocéntricos desde donde se analizaba y escribía la historia.

Sus primeras obras estuvieron fuertemente influenciadas por versos parnasianos y simbolistas. En 1915 apareció el poemario Lo que me dijo el silencio y posteriormente el libro de prosa Horas de sol, estos dos títulos fueron publicados bajo el seudónimo de Juana Inés de la Cruz. Posteriormente publica: Formas del sueño, 1927. Cantoral, 1936. Oniromancia, 1943. Suma y destino, 1951, entre otros. En 1916 Luisa Anabalón contrajo matrimonio con el poeta Pablo de Rokha, posterior a esta unión comienza a utilizar el seudónimo de Winétt de Rokha, uniendo de esta forma sus vidas y de cierta forma sus proyectos escriturales.

La obra de Winétt de Rokha desde siempre tuvo un sello importante puesto en lo popular, con un marcado contenido social, apartándose de esa forma de las clases privilegiadas que ostentaban en un tiempo histórico en donde la mujer era relegada a las cuestiones domésticas, sin ningún privilegio. Bajo estos preceptos comienza a construir un discurso literario con una voz propia y singularísima que la instala en la escena literaria como un aporte a las construcciones desde lo colectivo. Esto no es fácil debido al fuerte discurso patriarcal de la época y a la invisibilización de la mujer creadora, quien se veía constantemente amenazada por las voces masculinas y la crítica del momento que fue muy dura con la obra de su compañero Pablo de Rokha, esto de alguna manera también repercutió en su propia obra, dejándola al margen de la crítica oficial. En su poema Amarilla y flor de agosto, la poeta nos dice: ¿Sientes cómo la araña hila su encaje/ de sombra enmohecida?…/ Ven, la flacura del Invierno / ha extendido su manta de cáñamo maldito./ Como en aquellos días de oro,/ tu conciencia y mi espanto,/ acarician la línea fugitiva de mi corazón inocente.

Debemos señalar que Winétt fue considerada como una de las primeras escritoras en escribir poesía política, esto no es menor porque da cuenta de su profundo compromiso con la palabra para denunciar aquello que consideraba injusto, como también un acento eros femenino para describir al ser masculino desde una mirada diversa, sin perder de vista la lucha de clases como una herramienta que venía a reinvindicar el rol de la mujer en igualdad de condiciones con el hombre.

Para el crítico soviético Timoféiev,  ”Es bello aquello que nos permite ver la vida tal como debe ser según nuestros conceptos. Así pues, el arte nos proporciona el ideal a través del cual debemos valorar la vida, y además, este ideal aparece en su plasmación inmediata como algo bello (…), es lo que suscita en nosotros ese peculiar sentimiento estético (…), un sentimiento de placer estético”.

Sin duda Winétt de Rokha fue una voz poética que fue a la vanguardia de muchos temas que no eran propios en la escritura de mujeres. Su poética dialoga con las estructuras dadas en la cotidianeidad, donde confluyen lo material e inmaterial, voces poéticas que trascienden lo meramente temporal y en donde la imagen, como recurso literario, es usada para enunciar aquellos mundos propios de una mujer audaz, inquieta intelectualmente, que convive con las luces y las sombras de la existencia humana y que supo proyectar mediante la palabra escrita las subjetividades propias de los sujetos sociales, quienes tenían un espacio preponderante en su vida comprometida con la justicia social y la democracia.

Winétt de Rokha en su carta a Gombrowicz el año 1946 señaló: “La forma religiosa, en poesía, es la administración del yo, sirviéndole, esa poesía de estallido y defensa propia. La forma laica es el arte colectivo, o sea, el marxismo” pero luego, matizando una postura tan pragmática continúa, “Los poetas no necesitan vinculaciones ex profeso con el medio porque si son poetas están vinculados de hecho con su época y con la humanidad que los rodea. Sin ello serían inexistentes. El arte no puede ni debe descender a las masas, esto sería despreciarlas. Son las masas las que deben ascender hacia el arte”.

Esta lucidez en su discurso literario, al vincular el ejercicio poético con el arte colectivo, hizo que su poesía siempre estuviera fuertemente ligada a los procesos sociales, otorgándole a lo poético un espacio en la vida misma de los sujetos sociales. Desde allí dialoga con las estructuras más allá del discurso  que circula en la época; señalando en su poema “Carcoma y presencia del capitalismo” ser “la Eva clásica del porvenir”.

“La filosofía marxista sostiene que el problema más importante no radica en comprender las leyes del mundo objetivo y por lo tanto ser capaces de explicar éste, sino en aplicar el conocimiento de esas leyes, activamente, a cambiar el mundo” Este planteamiento siempre lo tuvo muy claro Winétt de Rokha y lo proyectó en toda su escritura, por ello la vigencia en su discurso poético y la tremenda deuda que tenemos con su obra y la difusión de la misma. El análisis y la comprensión de su discurso poético, nos serviría para entender la realidad imperante. Nuestro deber es difundir su escritura y proyectarla como una de las voces femeninas más significativas de la historia de nuestra literatura, junto a otras invisibilizadas como Stella Díaz Varín, Cecilia Casanova, María Luisa Bombal, Delia Domínguez y tantas más. Acá les dejo su poema, “Carcoma y presencia del capitalismo”, que viene a reflejar lo vanguardista de su voz poética.

CARCOMA Y PRESENCIA DEL CAPITALISMO

Frío, plano, de exactas dimensiones,
el siglo XX cabe en una cancha de tennis.

En mesitas de café-concierto,
entre pajillas, whisky-sowers y cigarrillos egipcios,
la mujer contemporánea
borda corpiños de seda negra.

En el paddock,
al compás de la música loca de un jazz-band,
las mujeres y los caballos se pasean.

Del brazo de Pablo de Rokha,
intervengo en el ritornello
mundial de las muchedumbres.

Ilustrando mis poemas
con perspectivas de paperchase,
con sweaters cuadriculados de sportman,
y humaredas de inquietantes locomotoras,
soy la Eva clásica del porvenir.

Astral y sensitiva, horado
en aviones románticos,
el azul de las golondrinas perdidas.

Isabel Gómez

Vicepresidenta Sech

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