Escritor del Mes

FORMAS DEL SUEÑO

Aquellos grillos húmedos

que tocan su grito sólo

en los rincones,

de trecho en trecho de la sombra,

y no se ven por pequeños y oscuros,

y porque sólo son gritos,

así fue mi canción de tiniebla,

red interminable y que aún no abriga

mis manos y mis años.

…Emoción agazapada y especial

que saliera por debajo de las cosas,

rechinar de maderas carcomidas,

como quien frota en vidrios tibios con los dedos mojados,

estrellamiento de vajillas,

o largo, interminable rodar de ruedas,

llanto de niño,

estertor de mujer amante,

runruneo de gato soñador.

…Esas actitudes que quiebran la luz

y se hunden en el perfume,

o se van salpicando alas sobre aguas o musgos,

y se quedan, por último, mudas, como un faro apagado.

aquí, junto al lecho, mirando las almohadas pálidas,

las vitrinas multicolores de una sobrecama de balneario.

…Cuando el cabello enrojecido

sube y se prende a las velas variables

que se internan en la incógnita del horizonte,

cuando lo arrastra la marea

y lo azota como cochayuyos alegres,

cuando sale al encuentro de la tarde

y gira, y gira, y gira como mi anillo en un hilo azul,

entonces, bajo la capa oscura,

cruzo la ciudad sin equilibrio

y el ruido eléctrico

fatiga mi distancia.

…Y como han caído del techo dos arañas besándose,

han marcado en un hoyuelo de luz

una mancha sin sombra roja.

…Abro la ventana hacia la noche afligida del puerto,

lejos, muy lejos,

las sirenas de los barcos invisibles,

y ese rumor sordo que abraza y absorbe

la despreocupada conciencia.

…¿Qué repercusión de astros

azota este balcón suspendido?

…….Mis manos son transparentes

como pétalos de flores rosadas,

pequeñas pajaritas de papel

que fueran a volar, de un momento a otro,

a merced del viento brillante

que carcome los cerros floridos.

…….Una vez, bajando la montaña,

lujosamente vestida de helechos,

de cascadas imprevistas y nieves canosas

olvidé el principio y el fin de mi existencia,

el principio emocional frente a los fenómenos externos

y el fin de todo alborozo en el alma.

…….Bajo la tierra donde ya su cuerpecito anonadado

levantó los alelíes silvestres,

se acurrucan todos mis sufrimientos;

nuevecita como flor de arroyuelo

cayó en el vértice fatal.

…….Una gota de tinta amarga y enorme

se agranda sobre el pavimento.

…….Entre el cielo y el mar, nada,

sólo el polvillo de aguas claras y livianas,

un canasto de violetas

y la altivez escarlata del crepúsculo!

…….Mástiles, flechas de humo,

cementerio de caracoles,

armonía de algas navegantes.

…….Yo, más allá de los continentes sumergidos,

mas allá de la nebulosa que la cubre totalmente,

más allá del asombro de su agonía,

más allá de sus quejidos extraviados

en la noche última.

…….Toda la luz rosada caerá de sus manos

y mi corazón ahuecado se llenará de su sonrisa,

como la inmensa greda

que contiene 1os océanos.

…….Mis brazos han caído muertos

a lo largo de mi figura

de setenta líneas dispersas,

porque no tengo brazos como velámenes transitorios,

ni como alas de golondrinas caminantes,

ni como campanarios festivos,

son anclas,

que se han ido

…………….al fondo

………………………del mar…

…….Hacia un abismo que se viene abriendo

como un lirio morado y muy grande

me arrastra el peso de ellos

que no se han levantado nunca

como 1os árboles.

…….Paseo mi mano amarilla

trizada de luces abstractas

por mis cabellos de vieja-niña, entumecidos,

y siento piedad, piedad de madre

que espera envejecer sus parientes

y aún espera…

…….Maduró el estampido de la montaña,

y la tierra herida

se queja como una parturienta.

…….Últimos días, días de escarcha y de penumbra,

largamente, largo sueño sin medida,

cuerpo de felpa y de blancuras quebradas,

abatimiento de la carne quemada y polvorienta.

…….Jugo de muchas frutas en los labios áridos;

fotografías de auroras y crepúsculos en los ojos humanos

margarita de fuego prendida entre los senos

esta angustia que nace, se agiganta y se agota.

…….¿Dónde, desde qué abismos de incertidumbre

sucede este desdoblar y desdoblar de los horarios

con un deseo interminable

de abrazar el candor morado de la suerte?

…….Recuerdo que el abrazo infinito

nos hizo más prudentes y más callados,

diez años vagabundos, emigrantes,

poblando de almas la curva poderosa del mundo.

…….En la ventana abierta adentro

de aquella mujer honesta.

van cayendo, una a una, las amapolas guillotinadas,

como lagrimas de sangre seria,

como mariposas en los trigales del tiempo.

…….Ah! querido, cómo miras todavía

con tu vieja ternura sin tiempo

el montoncito de mis medias,

esas palomas negras,

agachaditas, que se quisieran ir.

…….Hacia atrás los espejos quebrados

y el aceite derramado de mi alegría,

sonrío con la sonrisa de trigo maduro y simple

que a veces sorprendo entre los labios rumorosos

de mi hijo más chico.

…….¿Dónde ha quedado mi vida?

…….Sobre aquel violín de los caminos,

sobre aquel musgo hecho de briznas de cansancio

encerrando a aquellas aguas.

…….Cantero triste, mi corazón

golpea piedras noche y día,

amontona arenas y tierra de oro.

…….Caminaba el tren por los cerros,

meciendo su talle de culebras,

yo era vaivén, fragor y alegoría

y los árboles eran como venados que corriesen

con sus bosques de Invierno

en las sienes desamparadas;

cuando los molinos a la distancia

se hundieron en mí misma,

me llenaba entera de recuerdos:

pensativo, alto, dibujando banderas,

bulliciosas, inquietantes,

cubriendo con cariño la ingenuidad desnuda de las muñecas.

y el más chiquito

con su boquita de durazno

diciendo lo primero.

…….La agonía arrebolada

las gaviotas aletean bajo el ala de mi sombrero

y crecen los días lejanos,

la recién casada,

los veranos cargados de frutos y de luz

y aquella tarde en que subimos la colina del cementerio

y parecíamos una acuarela de montañeses españoles,

la mantilla negra hacia más agudo mi estilo

y más violetas las ojeras recientes.

…….Y é1 con su modo de barco

que iba subiendo,

hundida la mirada de diamante

en la aldea como gallina clueca

echada a la orilla del pretérito.

…….Viejas iglesias olvidadas,

viejas iglesias derruidas con campanarios sin campanas,

paredes con yuyos y lagartijas,

cristos de madera rancia

oliendo a tía vieja.

…….Arrodillada, volteando el corazón calcinado.

…….El río en las leguas, las piedras aventureras

y esos caballos muertos que cruzan el oriente

chapoteando las aguas heridas,

y nosotros, arrojando naranjas

que hacen ruido hondo

como pájaros que caen en la noche desde lo alto.

…….Canta el agua en los cuerpos desnudos,

y la voz habla en la garganta,

el signo de las campanas parece envolvernos en alas.

fiestas de mosquitos

bajo el último quitasol del día.

…….Y luego el mar, tan azul,

azul como la jarra en que bebo agua

de mañana mirando las rositas rosadas.

…….Se alargan los tentáculos de mis dedos

como sombras de torres inmensas en la nada.

…….Amaneció a la otra orilla del mar,

un cántico de amargas gaviotas ojerosas salpica mi biombo,

se desprende la cáscara sumisa

de mi mirada.

…….De espaldas sobre la colina

los vientos-cuervos jorobados

devoran mis entrañas.

…….Ni un signo negro,

ni una luz crucificada en el espanto,

alteran el sonido

de la madeja de mis cantos estáticos.

…….Va y viene la ciudad,

las vitrinas y los automóviles,

más aprisa

segundo a segundo.

…….Gusto los helados

y esa placidez de huerto de la horchata

bañando los labios futuristas.

…….Cansancio de mi cuerpo,

cansancio blanco,

yo te llevara a los desiertos donde la mirada se abate,

donde nada se muda sino la arena por la arena;

yo te llevara sobre el canto de un barco,

mar afuera,

siguiendo la nube vagabunda.

…….¿Quién dijese que aquella luna

redonda y risueña,

colgada del cielo

semejante a una medalla,

fuera la luna?

…….La luna del ahorcado en el faro1 postrero,

la luna de los melenudos de antaño,

aquella que rodó como una moneda de oro

alrededor de mi cuna?

…….Palabras que horadan la muralla del tiempo,

que aun cuando todo haya sido

guardarán mi voz deshilachada.

…….Me rompieron el alma esmerilada y rebelde.

…….Semilla en las tierras harnereadas

de las pupilas que no podrán mirarme.

…….Cuando la apariencia dormida

de mi lengua —antena del silencio—

allá en la 7.a Avenida,

a la izquierda,

en el nicho Nº 13,

mantenga el orden cronológico

de los sepulcros,

el lastre inútil de las palabras

hará que el abejorro ciego de mi poesía

runrunee flojamente sobre mi polvo entumecido.

…….Voy hacia la nada,

allá donde la mirada toma el aspecto de los astros,

allá donde las manos no tienen tacto,

y sin embargo se es todo ojos,

voy hacia la nada,

romperé el hielo, abriré la sombra sonora,

despeinaré a1 guardador de los abismos.

…….Risa maldita que surges de mi adentro,

risa sin hondura, risa estéril,

vuélvete hacia la pared,

abarcadora,

en este instante, hora en que todo se ha perdido,

río como las teclas amarillas

de un piano vencido.

De Suma y destino   (Editorial Multitud, 1951)

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