Escritor del Mes

Elvira Hernández, la escritora del mes

Por Fernando Arabuena

«Lo que llamamos ‘realidad’ son alucinaciones que asumimos como reales porque todos tendemos a percibirlas de la misma manera», nos dice el neurocientífico británico Anil Seth. Pero al parecer, en esa convención cotidiana y pragmática aparecen las fisuras que quiere completar la poesía.

Es así como Elvira Hernández nos plantea que intenta llegar a ese punto donde algo se desarma, a ese punto donde todo no junta ni pega; y es en ese lugar donde la poeta plantea que todos los poemas del mundo que logren hacerse tales se vuelven uno solo en su infinita diversidad.

Y es en ese lugar inconcluso donde Elvira Hernández no es fuga artificiosa a la tradición, sino más bien una apertura a posibilidades expresivas diferentes y subjetivas, donde prima la sordina ligada de un modo oblicuo a la vanguardia, según el poeta Yanko González.

Lo que es evidente es que hay algo en sus poemas que definen la vida misma; quizás son los destellos de “eso” que falta cuando nos dice : “En un pie,/ la garza, /sostiene la tarde” (poema En los bajíos). Desde el punto de vista de Anil Seth, quizá podríamos decir que nos invita a una alucinación que revela lo que tanto nos falta, que no es más que la autopoiesis; esa necesidad de seguir creándonos en lo universal de la poesía, tan llena de esa información diversa que enriquece nuestra realidad. Y quizás sólo así, recordando a Humberto Maturana, podríamos decir que seguimos vivos.

Elvira Hernández, poeta, ensayista y crítica literaria, nació en Lebu en el año 1951. En 1981 comenzó a escribir La bandera de Chile, cuyas copias mimeografiadas comenzaron a circular de manera clandestina en la década de los 80. Luego vendrían ¡Arre! Halley ¡Arre! (1986); Meditaciones físicas por un hombre que se fue (1987); Carta de Viaje (1989); La bandera de Chile, editada ya en 1991; El orden de los días (1991); Santiago Waria (1992); Álbum de Valparaíso (2003); Cuaderno de deportes (2010); Pájaros desde mi ventana (2018).

Junto a la poeta Soledad Fariña escribió el trabajo Merodeos en torno a la obra poética de Juan Luis Martínez, recopilación de artículos críticos y ensayos sobre la obra del autor de La nueva novela; y el 2016 la editorial Lumen publicó la antología poética El trabajo y los días.

El año 2018 recibió el Premio Nacional de Poesía Jorge Teillier y en 2019 el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, en reconocimiento a su trayectoria y su obra.

Disfrutemos algo de la gran obra de esta poeta que es referente de nuestra poesía nacional.

No todo lo que vuela

No todo lo que vuela
es pájaro.
A veces lo que piensas
alcanza una pequeña altura.

Víspera de Navidad

Esta mañana
con la luz matutina
la tarabilla ha llegado
a golpear la ventana occidental.
Todavía creemos en los signos
Y nos internamos en el día
expectante.

34,2º Celsius

Siento el chivateo de las gaviotas
como si las fueran a carnear
o como si se hubiesen robado
los efectos especiales de Hitchcock.
Son los espejismos.
No logro imaginar dónde
mapean su chapuzón
en esta tierra que se reseca.

En una gota de agua

En una gota de agua
los pájaros se sacian
se refrescan
se miran.

Debemos transformarnos
se dicen.
Alguna vez fuimos dinosaurios.

Aves de paso

Sí. Eso somos
Pero nos hemos acostumbrado
a comportarnos como monumentos.
Y así nos va

En los bajíos

En un pie
la garza
sostiene la tarde.


Estoy cansado alas

Estoy sacando alas
que no es lo mismo que
estar criando patas.

Algo más que una sutileza.

Espero algún día
por el sueño de Ícaro.
En otra dirección
un vuelo nocturno.

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