Entrevistas

ENTREVISTA A OMAR LARA

Publicada en la revista rumana “Horizonte Literario Contemporáneo”  2012

Carmen Troncoso Baeza – Corresponsal

¿En qué lugar de Chile naciste?

Se llama Nohualhue, es un lugar que está cerca de Nueva Imperial, a unos ocho kilómetros más o menos, es un lugar campesino total, pero me gusta a mi reivindicar ese lugar de origen, no sé si es una falacia mía, privada, pero yo me considero un campesino y de hecho me gusta mucho ir al campo.

¿Después te fuiste a otro lugar, a otra ciudad?

Me fui a Nueva Imperial un pueblo pequeño pero antiguo, Nueva Imperial fue fundado en 1551 y fue destruido posteriormente por algunos grupos mapuches.

¿Ese lugar se llamaba antes Imperial?

Antes se llamaba La Imperial, pero como se cambió de lugar después de la destrucción de La Imperial, se le llamó a ese nuevo lugar Nueva Imperial, los españoles siempre le daban nombres de algunos pueblos españoles a los pueblos de Chile, pero donde estaba La Imperial, se fundó otra ciudad que se llama Carahue, que en mapudungun significa “La ciudad que fue”.

¿Como era tu ciudad cuando eras niño?

Imperial era un pueblo tranquilísimo, sin grandes atracciones para un joven.  Nosotros jugábamos al futbol, al basquetbol, jugábamos a la chueca incluso, pero yo era malo para el futbol y además no había televisión.        

¿En qué momento recuerdas haber empezado a hacer poesía?

Escribí mi primer poema a los doce años, yo estudiaba en un liceo mixto y estaba en segundo año, porque antes eran seis años de liceo.  Tendría tal vez trece años y creo que me enamore de una chica, compañera mía, yo era muy tímido, soy muy tímido. Era un poema horrible, para mi vergüenza recuerdo algunos versos, pero esa fue mi primera incursión poética.  Creo que pasaron dos o tres años, estaba en cuarto o quinto año de liceo y ahí escribí mucho.

¿Los profesores te animaban, te daban aliento?

Muy poco, más bien los amigos, con algunos profesores hablábamos de temas culturales en forma general, pero escribir poesía en un pueblo pequeño es casi sospechoso, te preguntaban si escribías poesía, y yo muy serio respondía, – no como se le ocurre, pero si, escribí mucho, incluso mi primer librito que se llama “Argumento del Dia”, son poemas escritos casi todos en mis tiempos de liceo en Imperial.

¿Tus padres te animaban a que escribieras poesía?

Mi madre trabajaba afuera, y a mi padre no lo conocía, no sé qué habrán pensado, yo me crie con mis abuelos. eran seres tremendamente generosos y cariñosos,

¿Te daban que la libertad de hacer lo que tu querías?

Si tenía gran libertad y ese era un pueblo muy libre, era un pueblito abierto.

Fuiste muy afortunado, porque hoy todo es muy restringido, la tradición siempre ha da parámetros y hasta actitudes que hay que copiar.

Si desde temprano hay elementos distractivos, coercitivos, hay que ser competitivos, ganar mucho dinero eso es lo que nos muestran que importa, hay que tener una profesión que te haga poderoso, aunque asesines a tu primo, a tu vecino, no importa, solo hay que seguir adelante.

¿Que poeta influyó en ti para que escribieras poesía? porque tienes que haber leído algunos poetas que te impresionaron

Para que un poeta sea poeta, no necesariamente tiene que leer poesía, creo que uno lo va entendiendo al comienzo intuitivamente y después entiende que un poeta debe nutrirse de todo.  De hecho, mis primeras lecturas no fueron de poesía, sino de toda la porquería escrita que circulaba en Imperial, hasta que lleguè a autores interesantes como Blest Gana.  Algunos autores chilenos que abordaban incluso temas sociales y que hablaban del problema del carbón, del campo, o de la tierra. Manuel Guerrero por ejemplo, tiene un libro que se llama “Tierra Fugitiva”, bello libro que habla sobre el problema campesino y que además era una muy buena novela, “Salitre”, que creo que es de Volodia Tetelboin, leía todo lo que estaba a mano, aunque la biblioteca del liceo era pequeña, habían algunas personas que tenían una buena biblioteca.  La poesía llegó un poco más tarde como lectura; habían referencias importantes, un poeta reconocido como fue Juvencio Valle, que era de Imperial, fue varias veces al liceo donde estudiábamos y a él lo escuche en varias ocasiones, creo que fue en ese momento en que conversando con Juvencio Valle, me empecé a dar cuenta de que se trataba la poesía,  no la entendía de inmediato, pero escuchábamos a Juvencio Valle que era un  poeta rural, un poeta que hablaba de los pájaros, de los árboles, de las situaciones rurales que nosotros veíamos a cada rato, y nos dábamos cuenta que él lo decía de un modo tal que le daba otra dimensión, a ese espacio, a esa geografía, a esos hechos cotidianos.  Había ahí lo que yo llamo una mirada distinta, un modo de relacionarse con la gente, con la naturaleza, con la historia, con todo y que es lo que marca un destino poético, un modo de hacer la poesía,

Creo que eso a cierta edad impresiona bastante.  ¿El primer libro que editaste en Chile, en 1964, fue el que me nombraste?

Si, se llama “Argumento del Dia”.

¿Hace referencia a algo personal?

El libro ese, obviamente, todo. Imagínate fue escrito en la adolescencia, todo lo que se dice ahí son temas que uno de alguna manera está viviendo, no había tiempo ni necesidad ni ganas de dedicarse a una especie de especulación, sobre el destino del hombre, no, eran temas que se imponían en la propia vida cotidiana de uno

¿Después estudiaste Pedagogía en Castellano?

En Temuco, se abrió la carrera de Pedagogía en Castellano, justamente porque esos fueron los años en que la Universidad de Chile, quiso desplazarse hacia las regiones,  y creó los  llamados Colegios Universitarios, que no eran estrictamente sedes universitarias, lo eran de alguna manera,  ellos los llamaron Colegios Universitarios,  era una especie de prueba para ver que ocurría con esto y en Temuco abrieron varias carreras de Pedagogía, Matemáticas, Biología, Ingles, Historia y Castellano, pero Castellano por alguna razón se interrumpió, la eliminaron de los programas en Temuco, y en segundo año nos mandaron a través de un convenio a la Universidad Austral de Chile, a Valdivia, allí llegue yo.

¿Cuándo tu terminaste tu carrera empezaste a trabajar haciendo clases?

Fui un estudiante eterno, no terminé ninguna carrera acá. Porque me encantaba estudiar y me las arreglaba para seguir estudiando. En el momento del Golpe, yo ya no era alumno, pero había sido alumno durante ocho años.   Empecé a trabajar muy temprano, mientras estudiaba, empecé a trabajar en la Universidad, primero fui bibliotecario en la biblioteca central de la Universidad, después fui a trabajar a la Facultad de Arte.

Te fuiste vinculando con la Universidad

Me fui a trabajar ahí como Director de un programa de Publicaciones, que era la Facultad que hacia la difusión artística de la universidad,  ahí estaba la orquesta de cámara, el teatro, el ballet, y después me trasladé a un Departamento de Extensión Cultural que se creó en esos tiempos, al que llego a hacerse cargo Luis Oyarzun, un chileno que había sido delegado cultural en Nueva York, USA, una de las grandes cabezas del pensamiento y de la creatividad chilena, uno de los primeros que habló en nuestro país de ecología, además fue rector de la Universidad de Chile.

¿En qué año llegaste a Valdivia, y que otras cosas hiciste ahí?

Yo a Valdivia llegué en el 1963, el año 1964 fundé el grupo Trilce, la revista de poesía que se fundó ya tiene 49 años de vida y es una de las revistas de poesía más antigua de Latinoamérica.  Eso yo lo creé en Valdivia junto con el grupo Trilce, con quienes hicimos muchas cosas.  Los dos primeros encuentros que se hicieron de la poesía chilena los hicimos en Valdivia, después hubo un tercero para celebrar los ocho años de Trilce, eso fue el año 1972, pero entremedio hicimos una serie de actividades, pero lo más importante de todo, es que la Revista se mantuvo y se mantiene hasta el día de hoy.

Hay una dosis de perseverancia gigante para mantenerse en el tiempo, entremedio han nacido y muerto miles de Revistas de Poesía.

Si, hay muchas revistas que son editadas hasta el número uno, aunque hay algunos más astutos que le ponen al primer número número 5, eso es para que no les digan que murió en el primer número.

Tu eres el fundador del Grupo de Poesia Trilce ¿Cual fue la idea poética de ese quehacer, significa algo ese nombre?

Ese nombre significa mucho. Trilce es el nombre de un libro de Cesar Vallejo, uno de los más grandes poetas hispanoamericanos, peruano, coetáneos con Huidobro, con Neruda.  Se le considera uno de los poetas más trascendentes de la lengua española del siglo pasado.  Yo era un fervoroso lector de Cesar Vallejo, en Temuco había un grupo de poesía que se llamaba Puelche, los participantes eran mayores que yo, al tratar de entrar a ese grupo me dijeron que no podía participar. De acuerdo les dije, cuando yo me vaya a Valdivia el próximo año, crearé mi propio grupo y se llamará Trilce, como un homenaje a Vallejo.  Que significa nadie sabe porque es un nombre que el inventó, palabra de la cual hay muchas teorías, dicen que significa triste o dulce, que el libro le costó trece soles, se han dicho varias cosas que tratan de explicar el nombre, pero no lo consiguen, el libro todo es muy experimental y es el segundo libro de Vallejo.  El grupo se llamó así como un homenaje a Vallejos.

¿Qué actividades tenías cuando fue el Golpe Militar, en 1973?

Era bibliotecario en la Universidad Austral, en la ciudad de Valdivia.

En esa fecha tenía catorce años y sentí que el país dio un giro tan drástico, que todos nos dispersamos en diferentes direcciones, unos por omisión y otros por acción.  Saliste del país, ¿Durante cuánto tiempo y donde estuviste exiliado?

Me fui a Lima.  Tuve que irme porque estuve en la cárcel cuatro meses y cuando salí de la cárcel por presiones y por instituciones culturales internacionales, me dijeron que tenía que irme de Valdivia.  Los rumores eran que cuando dejaban libre a alguien a los pocos días lo tomaban preso de nuevo.  El hecho es que me fui a Santiago, y después de muchas peripecias, logré salir a Lima, donde tenía amigos.

¿Antes no habías salido al extranjero?

Mi primer viaje a Lima fue el año 1967 me parece, en 1968 había estado en Europa, en Francia, en Bulgaria y en Alemania.

¿En que momento decides viajar a Rumania y bajo que circunstancia?

Yo estaba en Lima, ya por siete meses, aunque había posibilidad de quedarme allí, lo único que quería era regresar a Chile.  Una de las razones de esa imposibilidad, es que en mi pasaporte tenía una marca que era una L, que nunca supe que significaba, no podía regresar y allí había una oficina.  Tenía yo estatuto de refugiado, persona que no puede vivir en su país.  Había una oficina de las Naciones Unidas que recogía toda la información, uno iba allí y exponía su caso, les decía que no podía regresar a Chile, y que en Lima no me podía quedar.  La recomendación de los peruanos era que no nos podíamos quedar, porque llegaba mucha gente que entraba por Lima para salvar su vida,  y si nos empezábamos a quedar ahí, se iba a crear una situación muy incómoda.  Yo tenía varias opciones, tuve incluso una en una universidad en New York, en Inglaterra, en México, pero yo tenía cuatro hijos de pocos años y quería un país tranquilo, con una buena educación, y recordé que había pasado por Bulgaria y me quedé con un recuerdo muy dulce del lugar, muy tranquilo, muy respetuoso, pero se abría Rumania como una opción más clara.  Curiosamente cuando vivía en Valdivia, no se porque circunstancia me llegaban revistas rumanas, revistas literarias, algunas solo en rumano, también me llegaba una revista que se llama “Secul”  “Siglo Veinte”, que  era una revista muy importante, que se publicaba en varios idiomas.  Por otra parte, uno de mis cursos mas queridos en la universidad fue sobre la obra de Mircea Eliade que es un rumano de alto voltaje, especialista en la historia de las religiones libro muy conocido, estudiado y famoso que se llama “El mito del eterno retorno” que estudia mucho lo antropológico, había yo tenido un curso completo con él.  Con todos esos pequeños datos, me fui a fines de julio del año 1974 y más tarde en octubre se me reunió la familia.

¿Y les gustó vivir alli?

Si, todos tenemos un recuerdo muy pleno, intenso y positivo de Rumania, hasta que nos vinimos a Madrid porque había posibilidades más reales de regresar a Chile.  Desde Rumania era muy difícil, porque aunque tenía un estatus especial dentro de los países socialistas y tenía relaciones con Chile, igual era considerado un país socialista, por tanto me creaba ciertas dificultades para optar desde ahí a regresar a mi país, entonces yo pensé que desde España iba a ser más fácil.  Por esa razón me fui a España, a fines del año 1981.

¿De que manera fuiste acogido por el movimiento intelectual que había en Rumania?

Fue un trabajo muy lento, porque llegué en un momento en que estaba muy mal anímicamente. Cuesta un poco explicar esta cosa del exilio, porque es una experiencia muy traumática, muy dura, intolerable e incomprensible para uno.  Hay algunos ejemplos entre divertidos y patéticos, de algunos que soñaban con volver poco menos que al día siguiente a Chile.  No abrían las maletas, no sacaban sus pertenencias porque pensaban volver a la brevedad.  Ocurrían esas cosas en la cabeza de uno, pero había que hacerse a la idea de que no había tal regreso.  Yo asumí mi situación de habitante de Bucarest, hice el curso de rumano, en la universidad, después estudie en la Facultad de Filosofía y Humanidades, estudié el curso de español y rumano, tenía casi toda mi carrera en español hecha, pero no tenía todos los papeles, los certificados, pero  me daba lo mismo, tomé todos los cursos, habían profesores esplendidos y me gradué en la Universidad de Bucarest, como profesor de español y de rumano.  Entremedio empecé a conocer a muchos escritores y sobre todo poetas y en ese sentido tuve una fortuna enorme. Conocí a los mas importantes poetas del país, con muchos de cuales tuve una entrañable amistad: Marin Sorescu, Djon Careyom, Estefan Agustin Doignac, Velce Soan, Victor Ivanovic.  Con ellos empecé una amistad a muy creativa y a poco andar me empezaron a pedir traducciones del rumano al español para incluirlas, en eso consistió mi trabajo allí, traducir y prestar mi colaboración con las revistas rumanas y con las editoriales.  Traduje muchísimos libros, del rumano al español también del español al rumano y en eso me desenvolví prácticamente todo el tiempo que estuve allá.

Me gustaría preguntarte ahora por tu poesía.  ¿Qué características definen a tu poesía?

Mira, acaba de publicarse un libro de trescientas páginas, “La casa del poeta no tiene llave” hay como veinte críticos y estudiosos sobre mí mismo, es muy difícil que escriba sobre mi poesía, mi poesía son muchas perspectivas, modos, miradas.  Puedo decir algo, pero también puedo decirte lo contrario, si pudiera decir algo es que he sido más o menos fiel a un modo de decir las cosas.  La poesía es una mirada, es un emocionarme, con mi historia, con mi país, con mi cultura

Me pasó algo cuando leí tu poesía, me sentí dentro del poema, me sentí muy cómoda en él.

En pocas palabras has dicho mucho más que enjundiosos tratados.

Hay un color local que trascienda tu poesía, porque el Sur es un lugar ventilado,

Yo no tengo experiencia de otros lugares, nunca he estado en los centros neurálgicos, acá en Chile siempre he vivido en ciudades lejanas a Santiago, y en Madrid viví en un pueblito que se llamaba San Fernando de Mares,  a 15 km. de Madrid.  Viví en Europa es cierto, pero viví en Rumania, que es una especie de provincia de Europa, no es la agitación tremenda de las grandes urbes, tengo una visión no contaminada por eso, este es un lugar de privilegio, porque hay imponentes paisajes del desierto.  Pienso que cada uno “amonona” arregla su espacio, lo trajina y lo visita como quiere hacerlo, lo construye.  Por otra parte, me he creado otro espacio imaginario.  Yo fundé, creé, imaginé un lugar que se llama Portocaliu, esa es mi ciudad, es una ciudad poética imaginada, imaginaria, que tiene en mi poesía, gran parte de mi vida, tiene los elementos que yo más amo, de los lugares que yo más amo.  Hay tres ciudades que son esenciales en mi experiencia de vida, ellas son: Valdivia, Lima y Bucarest; este Portocaliu tiene algo de esas tres ciudades que  he imaginado y donde se desarrolló gran parte de mi poesía.

Los rumanos dicen que saber otro idioma, manejarlo con cierta intimidad equivale a poseer otra alma.

¿Cuál es en tu perspectiva la relación que hay entre la creación poética y los problemas de la sociedad?

No sé en qué momento se establece esta relación y se resuelve o se manifiesta o se desarrolla, vivimos en una sociedad, ante la cual no podemos cerrar los ojos, la sufrimos y gozamos de modo que cualquier persona y entre ellos los escritores debieran estar muy atentos, ahora, el cómo se resuelve eso en la creación poética, es una situación más compleja. De alguna manera uno ya está intuitivamente involucrado, algunas veces es sutil otras veces se plantea de manera abierta.  Si algo se exige al escritor y sobre todo al poeta es la perspectiva, si ocurre algo relevante difícilmente podría decir algo sobre eso, puedo pensarlo o dar una apreciación sobre las cosas, pero estas van decantando lentamente, decirlo de inmediato estará teñido y limitado por las emociones. La poesía tiene un sesgo de trascendencia, es un decir algo más.

En relación con eso hoy en día han surgido muchos poetas con un lenguaje bastante atingente en lo moderno, se usa un lenguaje violento, agresivo, donde se mezclan garabatos.

Mira si eso está incluido en un discurso que tenga un sentido, es aceptable y legítimo, aunque a veces cuando se usa ese tipo de recursos con una actitud superficial que no tiene que ver con el contexto poético, se presta a confusión.

Hay una poesía contemporánea después del Golpe con una cierta semblanza país que tuvo una tormenta política y después quedó como territorio yermo, donde se empezó tímidamente desde los escombros, a plantar de nuevo y a sembrar.  Después de tantos años, encuentras que hay un giro en la poesía anunciado en el lenguaje, que nos punza para que salgamos de nuestra comodidad de lectores y nos haga reaccionar.

Ahí se mezclan dos cuestiones la presunción o la esperanza que tienen de que la poesía puede cambiar muchas cosas, yo no lo creo así, creo que podemos decir las cosas más estrambóticas y provocadoras y veremos que nadie se siente perturbado por eso que decimos. No creo que la poesía puede cambiar el mundo, es muy difícil, creo que podemos considerar íntimamente que la poesía es una especie de remanso de la dignidad de la ética del decoro humano.  En la poesía chilena ha habido cambios legítimos, pero también cambios que son consecuencias del Golpe, que nos marcó mucho, pero de lo cual no se ha escrito suficiente.  Creo que la poesía ha estado más atenta a esta situación que la novela; ahora los cambios que se pueden percibir en la poesía chilena tienen que ver con una propia gestualidad chilena o también con lo que viene de afuera.  Este es un mundo que ha recibido innumerables golpes de todo tipo, los golpes de la guerra, el cambio del mundo socialista y toda esta sacralización que teníamos por el mundo de la política, antes teníamos respeto por el mundo de la política, hoy hay una especie de rechazo, de desprecio por lo que es la política con algunas nobilísimas excepciones, hay toda una gama de situaciones que hacen que el hombre, el ser humano incluyendo el que escribe de alguna manera las diga expresándolas directamente, ya sea a través de una construcción directa, diciendo que en el mundo están ocurriendo cosas terribles y que de alguna manera hay que decirlas, más ese modo de decirlas no siempre es tan claro ni para el poeta ni para el lector.  Siento que la poesía chilena es una de las pocas cosas en las que uno puede atreverse y que tiene una tradición, esto es un desarrollo sin grandes quiebres, sin grandes escándalos de lenguaje.  Hay situaciones por supuesto que se formularon a partir del Golpe. Puedo decir como representante de la Generación de los 60 que desaparecimos del mapa, porque la mayoría de nosotros estuvo preso, perdimos nuestros trabajos, nos fuimos al exilio, perdimos el derecho de publicar en el mercado.  Algunos escritores que se dedicaban a   la poesía, se apropiaron hasta del discurso de la dictadura – “El mundo comienza hoy”- habían grandes carteles en las ventanas que decían – “no moleste estamos trabajando”-, -“estamos rehaciendo Chile”-, -“el país nace ahora”-, eran todos adánicos en el país, la historia comenzaba ahí, todo lo demás no existía, no servía.  Bueno, con la poesía pasó lo mismo, desapareció Nicanor Parra, el poeta Lihn que tenía una obra hecha y tantos otros de quienes se decía que no existían, pero irremediablemente si existían.  En cambio, nosotros estábamos recién aprontándonos para decir nuestras cosas, yo por ejemplo tenía un libro en la Editorial Quimantu listo para publicarse junto a otros poetas de mi promoción, nosotros vivimos los embates de la dictadura mucho más que otras generaciones, talvez por eso dejamos de existir para estudiosos de la poesía chilena, esa fue nuestra Generación del 60.

Ustedes iban como en la cresta de la ola.

A punto íbamos, pero nos mandaron a la cresta.

Hay un fenómeno que nos involucra a todos, la globalización, la despersonalización de las ideas, el manejo de variados elementos que hoy en día nos sirven para comunicarnos, pero en los cuales se pierde el impulso vital de la comunicación y se va quedando en la idea.

En ese mundo hay que ser producto, lo que vale es el producto y algunos escritores se han convertido en productos de la empresa, los poetas estamos menos cerca de esa peligrosa tendencia, porque la poesía no es un producto que tenga una alta demanda, entonces se nos deja tranquilo entre paréntesis, porque no estamos en el meollo de este mundo.

Su ars poetica es modernista, post modernista o de alguna otra orientación estética

Grinor Rojo, gran estudioso chileno publicó un libro que se llama “Poesía chilena de la pos modernidad – Omar Lara y Manuel Silva Acevedo” es un gran libro sobre nosotros.  Estos encasillamientos son válidos solo si ayudan al proceso creativo, nunca me han preocupado, ni me han estremecido, creo que a la medida en que uno va recibiendo las señales de un mundo que va en marcha lo hace de su cultura también.  Creo que hay elementos de todo, porque alguien puede decir:

– Lara es romántico.  Seguramente hay elementos en mi poesía que pueden probar que soy romántico, o que tengo un matiz surrealista, hay elementos que pueden probar cualquier cosa, eso es el casuismo, donde se puede probar lo que queramos.  Deliberadamente no me inscribo a alguna tendencia, aunque leeré de nuevo ese libro, para ver porque él denomina nuestra poesía, como poesía de la modernidad. 

En Rumania hay tres libros míos publicados, una antología del 78 o 79,  que se llama “El viajero imperfecto” de Editorial Universo, otra que se llama “Islas Flotantes” de Editorial Cartea Romaneasca 1980 y el ultimo de hacen unos dos meses “Cartas de Tumul Taveri” siempre libros bilingües,  de fines del año 2011.

“La mesa del silencio. Once poetas rumanos contemporáneos”  Editorial Círculo de Poesia, año 2012.

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